Desde hace unos años están en auge las denominadas medicinas alternativas, la homeopatía y la fitoterapia, pero es importante diferenciar entre dos tipos de medicamentos que pueden encontrarse en las Farmacias.
La fitoterapia consiste en utilizar las plantas como remedio. Las plantas han sido durante muchos años los únicos medicamentos existentes, y se han utilizado para curar multitud de enfermedades. En las plantas se encuentran diversas sustancias que son las responsables de su efecto curativo: los principios activos. La industria farmacéutica ha trabajado desde hace años con estos principios activos vegetales para conseguir aislarlos, y poder administrarlos sin el resto de sustancias que los acompañan en las plantas. Es importante poder aislarlos para poder administrar dosis más exactas, ya que la cantidad de principio activo de las plantas depende de muchos factores, como el terreno, el riego o la cantidad de sol.
La fitoterapia es por tanto la medicación fabricada a partir de extractos de plantas, aislados y dosificados de forma más exacta. Este tipo de medicina es natural, pero no inocua: es más difícil intoxicarse, pero si nos excedemos de dosis puede ocurrir. Por eso es importante respetar las dosis, al igual que con medicamentos de síntesis (los de receta).
La homeopatía es otro tipo de medicina, muy común en países como Francia o Alemania, pero que a mi entender no posee las evidencias científicas suficientes para ser considerada medicina o ciencia. Se basa en el principio “lo similar cura lo similar”, lo que es cierto a veces, pero no siempre. Es lo mismo que una vacuna, pequeñas dosis del virus de la gripe nos curan. Lo que no está tan claro es que para curar una depresión haya que tomar un depresor, o para evitar una alergia tomar aquello que nos la provoca.
Otro punto conflictivo de la homeopatía es la dosificación. Según su teoría hay que diluir el principio activo para que tenga efecto, por ejemplo una gota en un litro de agua. A mí personalmente me cuesta entender que una gota diluida cien, mil o un millón de veces pueda tener algún efecto. Además se dice que es inocua y pueden tomarla hasta los bebés, lo que implica que no puede llevar mucho principio activo.
En general yo recomiendo siempre fitoterapia antes que homeopatía, aunque esta última puede utilizarse en casos concretos de interacciones o si es imposible utilizar la medicina tradicional, daño no va a hacer y curar pues a saber…
Como curiosidad, he encontrado esta publicación en un blog de El Mundo sobre este tema.