Todos somos conscientes de lo importante que es protegerse del sol, pero no siempre sabemos cuál es la mejor manera de hacerlo.
Aunque cada piel reacciona de forma distinta frente al sol, podemos definir seis fototipos en los que se puede clasificar la piel según su reacción a la exposición solar. Seguro que todos nos podemos identificar con alguno de ellos y aunque se suelen asociar a unas características físicas determinadas (color del pelo o los ojos), yo recomiendo observar nuestra piel, ya que yo soy un claro ejemplo de que una persona de pelo y ojos oscuros se puede quemar si pasa media hora al sol sin protección.
Más información sobre los distintos fototipos.
Todas las personas, sean del fototipo que sean necesitan protección solar, y hay que tener en cuenta que aunque el día esté nublado, los rayos de sol atraviesan las nubes y queman igual que si el día estuviera despejado.
Otro error que solemos cometer, es aplicar la crema al llegar a la playa o la piscina. Las cremas tardan un tiempo en hacer efecto, por eso se recomienda aplicarlas antes de salir de casa ya que si no la primera media hora no estaremos protegidos. Además, hay que repetir la aplicación como mínimo cada 2 horas, o incluso antes en niños y personas de piel muy clara.
Yo recomiendo utilizar un factor 50+ (el máximo) a todas las personas, tanto de piel clara como oscura al empezar el verano y luego pasar a una protección menor al ir cogiendo color. En niños siempre hay que utilizar protección máxima, y no deben exponerse al sol los niños menores de 2 años. Es un error pensar que una protección alta evita que nos pongamos morenos, las personas morenas se pondrán morenas, y las blancas no se quemarán. Una persona blanca sin protección no se pondrá morena, tendrá distintos grados de enrojecimiento, arriesgándose a quemarse.
Para estas personas existen productos preparadores del bronceado vía oral que intensifican el moreno, pero deben ir siempre acompañados de protección solar, para que estar guapas hoy no nos pase factura mañana.